A partir de los años 50 se popularizó el traje de oficial de la marina, marinero, para comulgar. En 1946, un joven príncipe español en el exilio, Juan Carlos, lo vistió para recibir con solemnidad la Eucaristía. Posteriormente, la campaña publicitaria de unos grandes almacenes presentaba en miniatura uniformes de las Ilustres Órdenes Militares -almirantes, coroneles y capitanes- que tuvieron una enorme acogida para la celebración de este sacramento.
El significado de estas prendas en un acto religioso se justificaba con la lucha que el niño mantendría a lo largo de su vida contra el pecado. A partir de ese momento, cada vez tuvo mayor acogida esta indumentaria hasta el punto de convertirse en una tradición muy arraigada actualmente. Las iglesias se llenan de luz el día de estas celebraciones con un desfile de almirantes y marineros que han evolucionado en tejidos, colorido y diseño sin perder su esencia.
Pero si hay un modelo que a los niños les apasiona es el de almirante. Vestirse de “mayor”, con su chaqueta, pantalón, camisa, chaleco y corbata, y, además, de “gala”, con sus forrajeras y galones, los enloquece. Patrones y tallajes adaptados a todos los cuerpos y colores y texturas de lo más variado les hacen sentirse únicos.
Además de almirantes y marineros, guardias civiles, policías nacionales, legionarios y a todas las familias que pertenecen a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no las olvidamos. Uniformes elaborados con mimo y detalle hacen las delicias de estos niños el día de su Primera Comunión.
Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos . Para más información consulta nuestra política de cookies. Puedes Aceptar, Rechazar o Configurar las cookies, pulsando los botones dispuestos para ello: